LA HISTORIA NO CONTADA DE QUITO: Cuarta Parte.- LOS QUITEÑOS REALISTAS. Los Calisto y el Marquesado de Casa Fiel Pérez-Calisto.


 ¿Cómo deben tratarse los que nacen en España y en las Américas?

Como hermanos, pues además de la Religión Cristiana Católica que los une, son todos vasallos del mismo Rey y componen en todos una misma Sociedad que se llama Patria. [Pedro Pérez-Muñoz 1815] (9)







LOS PUEBLOS CONTRA LA INDEPENDENCIA.



Marcelo Gullo desarrolla en su obra MADRE PATRIA, toda la temática de los 'pueblos originarios' contra la independencia; En especial nombra a las invasiones inglesas al Río de la Plata, como los Incas fueron fieles hasta el final a la Corona, los Mapuches también lucharon por España y la forma como los Guajiros pelearon contra Bolívar y los ingleses.

Dice Gullo refiriéndose al Virreinato del Perú: 'Tan fuerte fue la lealtad de la mayoría de la población indígena a la Corona española y su rechazo a la independencia y la forma republicana de gobierno que el general del Ejército Real del Perú, don Antonio Huachaca -indio huantino-, siguió combatiendo contra la República junto con todo el pueblo huantino -incluidos los húsares de Junín, que en un tiempo lo secundaron- hasta el año 1839'. (1)

Este ejército de indios logró contar hasta con cuatro mil hombres. Tres años después de la Batalla de Ayacucho, el indio Huanchaca, en una carta dirigida al prefecto, increpaba a las fuerzas de la República afirmando lo siguiente: "Ustedes son más bien los usurpadores de la religión, de la Corona y del suelo patrio [...]. ¿Qué se ha obtenido de vosotros durante estos tres años de vuestro poder? La tiranía, el desconsuelo y la ruina de un reino que fue tan generoso. ¿Qué habitante, sea rico o pobre, no se queja hoy? ¿En quién recae la responsabilidad de los crímenes? Nosotros no cargamos semejante tiranía."



Francisco Nuñez del Arco en su obra QUITO FUE ESPAÑA desarrolla en extenso dos periodos de la Independencia desde el punto de vista realista en lo que a Quito se refiere. De 1809 a 1812 y de 1820 a 1826. (2)

Nuñez del Arco hace un compendio de los héroes quiteños realistas. Sobre todo del primer periodo donde destacan claramente como los cabildos de Loja, Cuenca, Guayaquil, Guaranda, Pasto y Popayán manifestaron su rechazo a la Junta Suprema de Quito

Como casos paradigmáticos y de especial relevancia nos habla en especial de Los Calisto, Martín Chiriboga y León y el cura Francisco Benavides y Vargas. Amén del payanés Fernando Angulo y Ante; y otros como Ramón Nuñez del Arco, Francisco Abad y Enríquez, Manuela Vicuña, Ramón Astorquiza, Joaquín Enríquez, Tomás Moncayo, Manuel Pérez y Juan José Polo (estos últimos lugartenientes del célebre realista pastuso Agustín Agualongo). Ademas de muchos otros nombres.





EL MARQUESADO DE CASA FIEL PÉREZ-CALISTO



 Cuando hablamos de Los Calisto, nos referimos a don Pedro Calisto Muñoz y don Nicolás Calisto y Borja




Pedro Calisto y Muñoz. Imagen del libro de 
Francisco Nuñez del Arco ‘QUITO FUE ESPAÑA’



Pedro Calisto-Muñoz desempeña el cargo de corregidor de Alausí cuando estalla la revuelta de la Junta Suprema Gobernativa de Quito. Él se empeña en tejer una red de resistencia al acto separatista de Quito. Calificando a la junta de inicua. Estableció el partido realista en Latacunga, Ambato y Riobamba, ciudades que se habían adherido a la causa. Parte de esta trama fue el cura Benavides, el obispo Quintián y el coronel Gaspar Morales con quienes cortaron la comunicación de Quito con el resto de la Audiencia. Para esto contó con Martín Chiriboga en Riobamba, y su hijo  Nicolás Calisto y Borja en Ibarra.

La Junta de Quito había comisionado al propio Pedro Calisto-Muñoz para trasladarse a los pueblos del sur para buscar adhesiones pero hizo todo lo contario, convenciendo a los vecinos de actuar a favor del Rey. Logra atraer a la causa realista al comandante del destacamento de Alausí, Antonio de la Peña, igual cosa con el cabildo de Riobamba, obligando al corregidor Pedro Montúfar a abandonar la ciudad, igualmente Guaranda sacó en fuga a José de Larrea, igualmente toman las de "Villa Diego" el corregidor de Latacunga junto con las tropas de los capitanes Manuel Aguilar y Feliciano Checa

En 1812 cuando el general Toribio Montes estaba a punto de entrar en Quito triunfante en las batallas de San Miguel y El Panecillo por la zona que se conoce actualmente como El Calzado. Los montufaristas pillan a Pedro Calisto-Muñoz y a su hijo Nicolás en el valle de El Chota saliendo con cuarenta mulas de oro y municiones con sesenta quiteños armados para unirse a los realistas en Pasto. Las guerrillas reaccionarias de Los Calisto estaban en plena acción. Enseguida fueron apresados y dirigidos a Quito.

 Recogemos la cita que hace Francisco Nuñez del Arco de Rodolfo Pérez Pimentel:

"Los prisioneros iban a caballo, amarrados, pero altivos, como desafiantes... siendo encerados en la cárcel de la Audiencia. Entonces Ignacio Zaldumbide Izquierdo, que les tenía ojeriza a Calisto por asuntos de tierras desde que en 1.794, Calisto le había ganado algunas haciendas de la Junta de Temporalidades, intrigó contra los presos y consiguió malquistarlos con los miembros de la Junta de Gobierno. El 28 de octubre fueron sentenciados a morir fusilados y a las ocho de la noche se les intimó e hizo conocer tal orden. Don Pedro era Regidor de Cabildo y replicó: 'Recibo esta sentencia de muerte porque viene de la voluntad de Dios, no reconozco autoridad alguna en quien la notifica y declaro no haber cometido delito alguno. Jamás podré variar mis principios, A los facciosos los reputo como aguateros de la plaza, sin otro valor superior a eso.' A las doce de la mañana del 29 fueron conducidos al cadalso entre repique de tambores; iban vestidos con túnicas blancas y cruces rojas de seda, llevaban cadenas en los brazos y piernas, sendos cristos en las manos izquierdas y mientras doblaban las campanas murieron fusilados con todas las de la ley. La multitud se dispersó en sepulcral silencio, escondiéndose en sus casas. Esa tarde parecía Quito una ciudad desierta, Tan fuerte había sido la impresión del aparato inquisitorial desplegado contra los Calisto..." (3)

Los Calisto enfrentaron la muerte con entereza y honor. Tal como su sentido de trascendencia, su linaje, su estirpe y su conciencia se los dictaban sacrificando su vida por su Dios y por su Rey; ya en el patíbulo, don Pedro pidió un último favor, que lo fusilaran a él después de a su hijo Nicolás, "pues este como joven y por amor a la vida, puede vacilar y manifestar cobardía." (4)

La corona en homenaje a la fidelidad de esta familia concedió el título de Marqués de la Casa Fiel Pérez Calisto a don Pedro José María Pérez Calisto, nieto de Pedro Calisto Muñoz.





LOS PÉREZ JUNTO A LOS CALISTO: 

Pedro Pérez Muñoz, patriarca de los Pérez de Quito.



Pedro Pérez Muñoz, quien será la cabeza de una basta descendencia de quiteños y andaluces nace el 19 de Julio de 1767 en la Villa de Colmenar, Málaga en una familia de rancia tradición Católica. Estudia Filosofía, Teología, Derecho Civil y Canónico graduándose de bachiller en derecho civil en la Universidad de Granada el 9 de agosto de 1791. Viene a América acompañando a monseñor Miguel Agustín Álvarez Cortez, Obispo de Cartagena de Indias como secretario de Cámara y Gobierno. 

Posteriormente contrae nupcias con la hija del regidor perpetuo de Quito, Pedro Calisto y Muñoz, María Teresa Calisto el 1 de Octubre de 1796.  

Nuestro personaje se constituyó en uno de los más fervientes defensores de los derechos de la Corona. Sus vínculos con la familia Calisto, por vía de su matrimonio, lo integraron en el movimiento realista al punto de que fue sentenciado a cumplir diez años de prisión en un castillo de Cartagena de Indias. Fue diferente el destino de su suegro y de su cuñado: fueron pasados por las armas la noche del 29 de octubre de 1812. Pérez Muñoz para su suerte y cuando lo conducían al lugar donde debía purgar la pena impuesta, fue liberado por las fuerzas peninsulares y pudo huir. La persecución de los independentistas también le llegó a su mujer, María Teresa quien murió en 1818, cuando don Pedro se hallaba de vuelta en España. Ella también había pasado en un calabozo quiteño y fue maltratada por sus captores, lo cual aceleró su muerte.(5)

Como vemos de parte de las dos familias hubo una defensa férrea de la Corona. Pedro Pérez Muñoz es testigo de primera mano de esos aciagos años de la destrucción de la Monarquía Universal Hispánica en especial de la sedición en Quito y la mal llamada Independencia. Hace un compendio de la rebelión de las Américas y lo hace en primera persona hasta Mayo de 1815 aprovechando que en la Gaceta de Lima se publica la Real Orden del 31 de junio del año anterior, en la que Fernando VII manda al virrey del Perú, Marqués de la Concordia nombre personas imparciales que escriban de la revolución para "poder demostrar la verdad de los hechos con el fin de contrarrestar, desvanecer las imposturas y calumnias que han escrito y aún escriben los insurgentes." (6)

Pérez relata como su suegro Calisto-Muñoz como Regidor hace frente a los separatistas-sediciosos en el primer cabildo que en Quito celebraron, luego del fracasado intento de subyugar Pasto donde los pastusos hacen prisionera entre muchos al Comandante General, Xavier de Ascázubi. Haciéndoles ver su "falta de política y conocimientos."

Seguidamente nos cuenta como Calisto-Muñoz concluye su discurso sacando la espada y desafiando a que con ella le corten la cabeza antes de faltar él al juramento de fidelidad al Rey. "No atreviéndose a quitarle la vida por temor de sus parientes y lo bien visto que estaba en el pueblo, resolvieron los insurgentes descartarse de él remitiéndolo a Cuenca con título de Embajador y con la mira hacerlo asesinar en el camino. Logran la ocasión en el pueblo de Alausí, donde interceptaron la correspondencia que había entablado dicho Regidor con el Obispo y Gobernador de Cuenca; disparándole dos veces veinte y dos soldados guiados y mandados por dos oficiales, en cuarto angosto y sálvalo la providencia de la muerte, saliendo herido solamente de siete golpes de bayoneta y sable que los dos oficiales le dieron. Corre la noticia: en Quito reciben enhorabuenas los insurgentes que le dieron por muerto; pero en los pueblos inmediatos, donde a su tránsito había dejado sus partidos por la causa justa, se armaron contra los alzados y fórmase contrarevolución." (7) 

Pasan luego los hechos acaecidos el 2 de Agosto de 1810, la nueva Junta Gubernamental Nativa de Quito y la venida del comisionado regio Carlos Montúfar. Calisto es contrario al indulto general de Toribio Montes y propone que con dos cientos hombres él entregaría a todos los caudillos y motores principales de la revuelta. 

Al final se precipitan los hechos luego de la llegada de Montúfar y la aprobación de La Regencia en la península de la Junta, se convoca a un Congreso y el nuevo Estado de Quito se declara independiente de España. Llega entonces la represión y son asesinados el Oidor Fuertes y el Administrador de Correos, Vergara. Finalmente relata como los facciosos asaltan la recoleta de La Merced, los monjes entregan al Conde Ruiz de Castilla dándole palo hasta la Plaza Mayor. Fallecerá tres días después un un calabozo.

Así narra Pedro Pérez-Muñoz la represión, la suerte de su mujer, su suegro, su cuñado y la suya propia en tan infausto suceso: "En el mismo tiempo sacan del convento de Santa Clara a doña Teresa Calisto y Borja, donde estaba presa y entregada por las mismas monjas al populacho es arrastrada por las calles hasta la Plaza Mayor, donde intentan hacerle menudos pedazos, pero al fin algunos menos inhumanos, pudieron liberarle la vida encerrándola en el calabozo del cuartel, donde sufrió cinco meses todos cuantos males caben en la imaginación y hasta ser espectadora del aparato de formación de los rebeldes para pasar por las armas en el patio de aquel edificio a su padre el Regidor don Pedro Calisto y Muñoz, a su hijo don Nicolás Calisto y Borja y a don Pedro Pérez Muñoz, marido de dicha Da. Teresa. Verificose a las diez y cuarto de la noche 29 de Octubre de 1812. En los dos primeros, libertándose el tercero milagrosamente. Pasándola provisionalmente presa al convento de La Concepción para mandarla después a que muriera con su esposo en un castillo de Bocachica de Cartagena de Indias." (8) Pasan a Los Calisto por las armas, apenas ocho días antes de la entrada de Montes con las tropas del Rey a Quito.

Pedro Pérez Muñoz casó en segundas nupcias en 1827 con María del Carmen de Molina y Zuleta, nacida en La Cabeza de San Juan, Sevilla, en 1810 y fallecida en Jerez de la Frontera en 1823. Luego de una vida novelesca y poco convencional para la época, Pedro Pérez Muñoz murió en 1842 en Jerez de la Frontera, según su bisnieto, el genealogista Joaquín Bustamante y de la Rocha. Don Pedro es el tronco de una dilatada familia, con ramas en Ecuador y Andalucía principalmente.” (10)

 













Referencias:

(1) 'Madre Patria: Desmontando la leyenda negra desde Bartolomé de Las Casas hasta el separatismo catalán', Marcelo Gullo Omodeo, Espasa edición digital Kidel. Locación 5034 cita a Fernando de Lores 'Los Reinos del Perú: Apuntes sobre la monarquía peruana, Febres y Dupuy, Lima,1996, p. 214

(2) "Ecuador Políticamente Incorrecto II, QUITO FUE ESPAÑA: Historia del realismo criollo", Francisco Nuñez del Arco, Primera Edición Mayo 2016, Editorial JG.

 (3) 'Ecuador Profundo: Tomo I, El fusilamiento de los Calisto', Rodolfo Pérez Pimentel. Citado Francisco Nuñez del Arco QFE

(4) Luis Felipe Borja, artículo citado por Francisco Nuñez de Arco QFE, íbíd

(5) “Compendio de la Rebelión de América: Cartas de Pedro Pérez Muñoz”, Fernando Hidalgo-Nistri compilador, Colección Tierra Incógnita No. 26, 1998, Ediciones Abya Yala, Quito. (PRÓLOGO “Dos Palabras sobre Pedro Pérez Muńoz”, Diego Pérez Ordóñez) p.10.

(6) Ibidem -Carta 1;  p. 42

(7) Ibidem -Carta 16;  p. 69

(8) Ibidem - Carta 18;  p. 77

(9) Ibidem - Carta 28; p.108

(10) Ibidem  (PRÓLOGO “Dos Palabras sobre Pedro Pérez Muńoz”, Diego Pérez Ordóñez prólogo) p.11

Comentarios

Entradas populares de este blog

FIDUCIAS SUPPLCANS y las profecías de Nuestra Señora del Buen Suceso

La Historia No Contada de Quito. QUINTA PARTE: La Batalla de Pichincha, las Cortes de Cádiz y el Mito de la Independencia.

CONVICCIÓN Y DOGMATISMO. Ensayo de Iván Salgado